VI Ciclo de Poesía y psicoanálisis

Fecha Resumen
24Feb2023 20:00 – 22:00 Federico Ocaña dialogará con el psicoanalista Mario López Parra
17Mar2023 20:00 – 22:00 Sonia Bueno conversará con la psicoanalista Pilar Rodríguez Collell
05May2023 20:00 – 22:00 Benito del Pliego dialogará con la psicoanalista María Luisa de la Oliva

Si lo desea, puede acceder a los audios de las intervenciones.

Presentación, por Carmelo Sierra

El Espacio Diálogos con el Arte del Foro Psicoanalítico de Madrid, ha conseguido programar su VI Ciclo de Poesía y psicoanálisis para este año de 2023.

El trabajo nace del diálogo entre las disciplinas de poesía y psicoanálisis, en la consideración de cómo el psicoanálisis precisa de la palabra, igual que el poeta, para decir, mas allá de la metáfora, lo inefable de lo real.

Hasta el final, Freud no se priva de asociarse a la forma novelesca de la escritura literaria para aproximarse a la «cosa», lo inconsciente, y para transmitir al lector la fuerza de su atracción. Encontró en el saber poético «un decir» aquello que «no puede ser dicho»: un saber y una alianza creadora, que lo precedía, de lo que él definió como «el saber del Inconsciente».

J. Lacan, posteriormente, reafirmaría ese vínculo de ser poética la verdad que toca la interpretación de un síntoma. Es decir, verdad poética y verdad sintomática se tocan. Lacan define en «La dirección de la cura y los principios de su poder» a la interpretación freudiana como «inexacta pero verdadera»: inexacta respecto a la realidad, pero verdadera en su efecto.

«Los poetas no saben lo que dicen», dirá de Rimbaud en el Seminario II dedicado al Yo en la teoría de Freud, «pero lo dicen antes». Haciendo eco con la idea freudiana de la precocidad del poeta con respecto al saber inconsciente.

La verdad del Ser, que trata de asir la palabra, no deja de ser un «bordearla» permanentemente, sin poder llenar el vacío que en ella habita. El habla apunta, sugiere, indica, pero solo es marcar una dirección, un camino en que vislumbrar de forma efímera la verdad de la que se trata. Una nebulosa permanente se establece en el encuentro con el Otro y con una realidad agujereada por lo real imposible de alcanzar, desaparecido o perdido en su incapacidad de ser simbolizado. Un aroma, una neblina, una suposición sostiene la verdad que, en un decir, y por momentos, se insinúa y destella con luz propia dándole ese vital color al existir de la inefable realidad del ser. La poesía siempre «trata» sobre algo a lo que solo se puede aludir y no abordar directamente, sostiene Slavoj Zizek.

Ese decir de la verdad, que decía Lacan, es un decir poético. El arte acontece.

En estos encuentros con los poetas, la posibilidad de buscar la conexión entre el acto creativo del artista y la oportuna intervención del psicoanalista que despeja la escritura sintomática es, entre otras cosas, lo que nos mueve a favorecer estos encuentros. En el Seminario XXIV: «L´insu que sait de …» Lacan relaciona interpretación y síntoma, y poesía y verdad: si la verdad es poética, la interpretación es efectiva en tanto se deja inspirar por algo del orden de la poesía.

Dos modos de afrontar lo imposible de lo real que no cesa de insistir y que, en el mejor de los casos, posibilita una expresión artística supletoria del sufrimiento expresado en los síntomas de la clínica subjetiva.

Si el psicoanálisis implica un refugio en donde alguien puede hablar sin la necesidad de hacerse entender, sin los protocolos represivos de la comunicación, un espacio donde el sufrimiento, el amor, la alegría, el miedo puedan decirse a un otro que no juzga, no reconoce ni cuestiona, sino que escucha lo que allí se articula y lo hace existir para que pueda ser transformado, leído, entonces es posible afirmar que la poesía mantiene una amistad muchas veces silenciosa con esa práctica que inventó Freud.

Versos y síntomas, espacios heterotópicos del lenguaje humano que tienen dentro de sí poderes, fuerzas, regularidades o discontinuidades, que abren la posibilidad de crear nuevos espacios con sus propias lógicas.

Alberto Cubero

llegas tardíamente como siempre amagando la metáfora o su raíz o su más allá o ese puñado de tierra entre las manos llegas como quien no quiere hacerlo ni acercarse hasta aquí junto a la línea que divide y aúna amagas el cero el blanco la indiferencia y entonces es cuando transmutas la mirada en hueco y el hueco en un intento de palabra… resulta tan simple es la palabra que se anuncia pero jamás se dice la exacta luz que no logramos alcanzar la imposibilidad del centro no niegues que el peso sufre de cierta levedad y que los límites saben que encierran un bosque en llamas

y sin embargo vienen

giras alrededor de un hilo de agua enferma pero lo desconoces tiene cierta lógica la fuente se esconde repliega sobre sí misma porque ciertamente quién tuvo jamás noticia de origen alguno y gozas con el movimiento con el dinamismo un tanto exaltado de esa traslación que reniega de sí misma es tortuoso el camino dices y qué no es tortuoso en esta existencia

(nos consta que en el subsuelo se entrecruzan planos perdidos)

y sin embargo vienen traen entre los dedos entre los labios trozos trazos de dichos el trasfondo fragmentado de las palabras pero vienen llegan para ofrecernos cual mirra el resto intraducible de lo ignoto

llegan… bienvenidos seáis

(a veces me parece / que estamos en el centro / de la fiesta / sin embargo / en el centro de la fiesta / no hay nadie / en el centro de la fiesta / está el vacío / pero en el centro del vacío / hay otra fiesta) Juarroz dixit

Federico Ocaña y Mario López Parra

Tesis VIII
el insomnio es amarillo como este vicio
calcificado en mis tendones,
un sol podrido que avanza y se detiene,
lluvia de soles nauseabundos, galería
de taras, de sombras,
de estertores, cuánto color
no cambiará este mediodía,
ante mi devoto párpado cerrado a la costumbre,
cuánto no derramará aquí y allá
la hora insana, el orificio y el límite,
entregando el centro a una causa torpe;
el Oriente del sueño no cabe en esta tierra. mi cuerpo
se ausenta de mi infancia.

Angelus novus, ed. EOLAS 2022, Federico Ocaña

Tesis XLIV
sería como escarbar en mi semblante,
poner palabra a mi vida, darme luz
fuera de la luz. sería el asombro
el convocante mío, locutor
de mi cuerpo, o no, de la dulzura
de mi carne en torno a ti, atravesándome.
embozada —de tu ser, de voz— yo buscaría
cesar de ser, permanecer olvido, hablar
la lengua de tu lengua hasta los límites
donde fuera mío tu rostro, o de ninguno.

Angelus novus, ed. EOLAS 2022, Federico Ocaña

huella de mí. haz lengua
haznos uno
un cuerpo. haznos dos cuerdas
haz de cuerdas roto
dos voces

haces. muros, ed. Polibea 2020, Federico Ocaña

arcano:
	la llave
se reproduce en la aorta
de otro brazo lanzada

Desprendimientos, ed. Amargord 2011, Federico Ocaña

Sonia Bueno y Pilar Rodríguez Collell

trabajo con patrones. y bajo con la mano en la tijera
/es un candil.
el beso de la tijera —en la frente
*
recorto por el mismo patrón —dos silencios iguales
								—palabras distintas. dos

retales, ed. FCPJH 2011, Sonia Bueno

adentrarse en el mar vacío. acariciar. lo que seca
la palabra. hurgar en el mar. vaciado. como una
imagen. hurgar el fondo. y no decir
*
		enjambre
atado a la
	colmena
visión
	de todas
		las raíces

Aral, ed. Amargord 2016, Sonia Bueno

sequía :cualidad /muda del sueño. aprenden a no beber. como pócima de
supervivencia
*
la noche es transparente porque no ves. palabras en las gotas que de
memoria resbalan. cuerpo amado en el espectro de un nombre. vives
oculto /y no lo sabes. (un árbol vencido atraviesa el escenario. alguien con ojos
vendados cuenta astros en sus ramas. duerme el guarda del sueño. entre raíces de
cartón)

Bemba baba, ed. La garúa 2021, Sonia Bueno

Benito del Pliego y María Luisa de la Oliva

L
1.
Se curva sobre las butacas y la luz es un sexo mojado en saliva.
2.
Su cuerpo derrama el alcohol que contuvo otro vaso.
3.
Pero emplaza, por contraste, una forma grosera del miedo.
4.
Y todo lo mira desde el taller en sombra, y la casa es el cine y el sueño, el
amor es capilla y burdel, y el poema reclusión y camino.

Índice, Benito del Pliego

LOS ZAPATOS:
«Un hueco es un lugar y un zapato un hueco donde caben multitud de
direcciones.
El camino que atestigües hoy lo desatestiguarás mañana. Y pese a todo, tu
puntera será el hito que se oponga a tus talones.
La boca misma es un zapato que se calza el vacío.»

Fábula, Benito del Pliego

aquella noche aquel final
de año debió ser de los no
venta noventa y uno o
noventa y dos si acaso no
sé qué luz se filtraba no
sé qué frío qué dolor la
víctima yo y el victima
rio raramente en la misma
habitación de un hospital
de sobra conocido do
nación de sangre antígeno
nacimiento de su nieta
eccema aquella consulta
farmacia en el sótano re
troviral retrotraerse
a aquella madrugada de
diciembre el autobús unas
monedas en falta a pie re
greso desagregación y
la incapacidad de dar sen
tido a lo acontecido a lo
que iba a volver y a volver a
suceder y suceder y

De la serie inédita Cesura, Benito del Pliego

Idéntica pregunta: ¿será idéntica a sí la identidad?

La noche aquella de la repulsión y del desquicio, la noche de la arrasada toma
de contacto con la dentada edad (la identidad): grieta o Y griega. La cansada
extrañeza de lo que ya. Y ya no es la noche aquella sino el estar que se
pregunta, otra vez el mismo, otra vez y otra vez él mismo.

Pero basta, basta de esperar que ese otro nos redima.

La misma pregunta, la misma ansiedad (la edad), la misma forma de saltar
sobre las zarzas a ver si la sangre engrasa o devuelve el deber. Y uno le roba
allí al otro el pan, y allí a uno le cercan, y allí una va y te dice «ven» y allí va, y
allí la luz de la ansiedad (la edad). Escribe y quiere escribir, y que alguien
conteste, y volver a escribir y escribir el mismo, el mismo despertar, la misma
tendencia a detonar.

Dietario, Benito del Pliego

Comisión de organización

  • Evaristo Bellotti
  • Gloria Fernández de Loaysa
  • Sol García
  • Antonio Heredia
  • M.ª Luisa de la Oliva
  • Félix Recio
  • Pilar Rodríguez Collell
  • Carmelo Sierra

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Si lo desea, puede acceder a los audios de las intervenciones.